domingo, 4 de septiembre de 2016

Falso negativo 508.

Esta mañana la incertidumbre se adelantó y antes de que yo despegara las pestañas me susurró al oído: oye, hoy date por jodida.

Su sonrisa me sugirió vida y media, aunque bastaron dos segundos para saber que el tiempo era relativo y que eran necesarias tan solo doce horas para morir de felicidad o trece vidas para soñar lo que podría haber pasado en un solo día. Así que disfruté de vivir en media noche un minuto en su barriga y conformarme con soñarla durante toda una vida.

Sólo una vida, porque eso de que los gatos son los únicos que tienen más de una es mentira. De hecho creo que las que tenemos siete vidas somos nosotras y los gatos una única muerte.


Ahora entiendo cuando dices que no quisiste entregarte, no querías apostar una de tus vidas, aunque ya nuestra piel hubiera consumido vida y media, porque entregarse a alguien sí es comparable a una caída al vacío desde once metros de altura, puedes sobrevivir a ella pero con secuelas. 


Sin dudarlo es mejor ser de una misma por completo y dejar una ínfima parte inocente, una irrelevante, de la que no notemos su ausencia, para que se pasee por el mundo en plan kamikaze, y que se "alborote" cada vez que sueñe con las vidas congeladas y repletas de corazones hambrientos.


A esa porción de nosotras le podemos asignar las siete vidas y que suba y baje cada vez que quiera en el vagón de una montaña rusa, pero sin despistarse, que es capaz de despilfarrar toda la energía en el andén de un solo tren. 


Hasta que nos aborda el estúpido es-Cupido sin pedir permiso, provocando que unas putas mariposas se cuelen y se emperren en acabar de hacer su metamorfosis, en finos estómagos que apenas aguantan ya la acidez de algunas palabras. Cupido hace tiempo cambió el arco por las dagas. Tampoco me gustaba el arco, ¡joder!, pues que abrace ¿no?, ¡¡¿qué es eso de perforar el corazón?!!; aunque peor son las dagas si se clavan por la espalda.

Quizás son polillas (por eso te aterrorizan), las que se acomodan y provocan nuestra mAtamorfosis. Dejamos de ser nosotras y nos transformamos al notar el revoloteo de sus alas; y cada vez que eso pasa, dicen que abandonamos un poquito de nosotras mismas en el intento, pero yo creo que es al contrario, que poco a poco vamos descubriendo quienes somos y que eso a veces también nos aterra.


Nuestro empeño en encontrar lo más adecuado nos impide descubrir lo más perfecto; no esa perfección de una obra de museo, sino esa perfección imperfecta que para nosotras sería única e inalterable.


Y adivino que el camino está lleno de falsos negativos, por ello nunca moriré de frío, porque me niego a renunciar a quemarme con miradas, abrazos, labios y pieles, aunque no se entreguen por miedo a perder una vida, porque yo nunca robararía una vida si no es para sumarla a una mía.

Así que sigo aquí, no sé si viviendo jodida o jodidamente viva.




No hay comentarios:

Publicar un comentario